EL SECTOR TURÍSTICO DURANTE LA PANDEMIA DEL COVID-19, EL IMPACTO INMEDIATO Y LA LENTA RECUPERACIÓN
Planes de viajes cancelados, vuelos suspendidos y hoteles desocupados dibujan un panorama nada alentador para el sector turismo en lo que resta del año por cuenta del coronavirus.
El 31 de diciembre de 2019 Wuhan, China, informó oficialmente el primer caso de la enfermedad por coronavirus, Covid-19. La enfermedad se comparó inicialmente con una gripe común, sin embargo, pronto se hizo evidente que era mucho más peligrosa. Ahora bien, desde aquel primer caso reportado el 31 de diciembre del 2019, el número de casos confirmados ha crecido a un ritmo exponencial en el mundo, lo que causa impactos incalculables en vidas humanas y transforma la realidad que conocíamos hasta ahora. El brote de la enfermedad ha tenido consecuencias sociales y económicas devastadoras, mientras que el medio natural experimenta un descanso frente a las cargas que supone el uso humano.
En Colombia el primer caso fue reportado el 6 de marzo de 2020 y como medida de contención del covid-19 el Gobierno impidió el ingreso de turistas extranjeros al país a partir del 16 de marzo. Repentinamente el viaje que solía ser actor principal de las distintas esferas de la dinámica mundial, pasó a ser percibido como el vehículo que propaga la Pandemia global, originando en las últimas semanas en el mundo, en Latinoamérica y en Colombia, cancelación de vuelos, cierre de aeropuertos, de terminales y cierre casi total de ciudades y pequeños poblados impactando negativamente la sociedad y todos los sectores de la economía, en especial el sector turístico compuesto por varios subsectores como transporte, eventos, restaurantes, agencias de viajes, alojamiento en general, entre muchos otros.
De acuerdo con la Organización Mundial de Turismo, las llegadas de visitantes internaciones caerá entre un 20% y un 30% durante el 2020 lo que conlleva al declive de los ingresos por turismo internacional (exportaciones) de entre 300.000 y 450.000 millones de dólares de los EE.UU, casi un tercio del billón y medio de dólares alcanzado en 2019. Teniendo en cuenta las tendencias pasadas de los mercados, esto significaría que, debido al COVID-19, se perdería el valor de entre cinco y siete años de crecimiento. Poniendo estos datos en contexto, la OMT observa que en el 2009, tras la crisis económica mundial, la llegada de turistas internacionales se redujo un 4%, mientras que el brote de SRAS llevó a un declive de tan sólo el 0,4% en 2003. (https://unwto.org/es).
En Colombia, el sector hotelero reporta pérdidas por 140 mil millones de pesos asociadas a cancelaciones de reservas, mientras que algunos actores importantes del mercado anunciaron que suspenderían sus actividades durante esta coyuntura. Así las cosas, en la segunda semana de marzo de 2020 hubo una tasa de ocupación hotelera de 48.9%, lo cual representa una caída de 8 puntos porcentuales con respecto a 2019, que fue el más alto en los últimos 15 años; sin embargo, el escenario en Abril no es alentador y arroja cifras preocupantes donde solo el 10% de los establecimientos de comercio están en operación, las tasas de ocupación hotelera alcanzan niveles entre 5% y 10% frente al promedio de 55% a nivel nacional y el sector de esparcimiento y entretenimiento estima pérdidas de $80.000 millones al mes (ANIF 2020).
Las políticas y planes públicos, junto con un aumento en la cantidad de prestadores de servicios turísticos y el crecimiento en el flujo de turistas nacionales e internacionales, habían favorecido la dinámica de generación de empleo del mercado laboral turístico de Colombia, que de acuerdo con las cifras de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) del DANE 2019, presentaban una tendencia creciente, al pasar de un promedio de 889.770 personas ocupadas en el sector en 2007 a un promedio de 1.655.384 personas en el 2019, lo cual equivale a un aumento de 86,0%. La realidad actual, donde las empresas están experimentando perdidas hasta del 94%, afectará seriamente el empleo directo, indirecto e inducido con tiempos de recuperación lentos.
El 85% de los establecimientos de turismo en el país son micro y pequeñas empresas que generan en su mayoría hasta 10 empleos y debido a la coyuntura no cuentan con suficiente caja como para mantenerse a flote, solo disponen de recursos líquidos para pagar unas pocas semanas de nómina y poco más. Según un estudio mundial de JP Morgan Chase, la mayoría de las pymes no soportan el peso de los gastos por más de 27 días, donde hoteles, restaurantes, bares, cafeterías y establecimientos que dependen de la circulación de personas están en mayor riesgo de cerrar sus puertas en esta crisis.
El turismo, que ha sido el motor de recuperación de varios países en tiempos de crisis, ahora también necesita soluciones en el corto, mediano y largo plazo. ¿Cómo haremos para dárselas? Esta pregunta ocupa ahora mismo a los expertos y no expertos en el tema. Cambiar estilos de vida implica, necesariamente, cambiar estilos de viaje. Aún no sabemos exactamente cómo, pero ya veníamos intuyendo formas distintas de viajar como el slow tourism, el turismo conectado a la naturaleza y aquel con sentido social. Ahora entendemos que, aunque el tema sanitario no era un impedimento para viajar, ahora lo será, y asuntos de bajo perfil como la gestión de riesgos, comienzan a ganar importancia en empresas de cualquier tamaño. En materia de mercados, será necesario implementar estrategias en el corto plazo, casi todas ellas en el marketing digital y economía circular local para continuar planificando el mediano y el largo plazo con nuevos aprendizajes, aun en análisis.
Las recomendaciones de expertos mundiales son precisas en materia de gestión de crisis y mitigación de riesgos, también lo son en el asesoramiento financiero y de inversiones, en el fortalecimiento de la resiliencia personal y empresarial, en el suministro de estímulos y en la aceleración de la recuperación mediante un plan ajustado a cada realidad. En pocas palabras, la directriz universal es prepararse para el futuro en entornos de incertidumbre, tarea nada fácil, pero ineludible. Esta misión nos corresponde a nosotros, a nuestros líderes, a nuestros empresarios, a nuestros profesores, a nuestros científicos, a nuestros médicos, el reto es nuestro. Ahora mismo, cuando el futuro es incertidumbre, por no decir amenaza, podemos entender el mandato de vivir el presente como la única premisa válida.
A lo largo de la historia, muy a pesar del miedo y de la incertidumbre, los seres humanos hemos sobrevivido a las crisis y hemos podido adaptarnos a circunstancias mucho más difíciles que las actuales. Desconocemos cuándo y cómo será el final de este episodio de la historia que nos ha correspondido, pero contamos con elementos suficientes para creer que podremos superarlo. Como individuos y como sociedad, nuestra responsabilidad es fortalecernos en lugar de rendirnos. La palabra clave es y será siempre: Adaptación.
Claudia Bustamante Luz Helena Naranjo
Economista Fenalco Antioquia Docente IU Colegio Mayor de Antioquia