Exposición, Crónicas de un cuerpo testigo

Nunca perdí a nadie cercano, no fui desplazado ni víctima directa, nunca perdí nada más allá que la tranquilidad, nunca sentí un dolor profundo, aun así, mis recuerdos están llenos de muertos. Fui un testigo y esta propuesta de creación artística se configura como un testimonio. Una crónica, tanto escrita como visual, compuesta por imágenes sobre acontecimientos particularmente violentos, que componen mi memoria individual, la memoria colectiva de mi comunidad y la historia reciente de mi país. 

La propuesta involucra un acercamiento a acontecimientos históricos que sucedieron en un periodo de tiempo determinado y que tienen como escenario un espacio acotado por las vivencias de un cuerpo testigo. Espacio y tiempo se entrelazan en una crónica tanto visual como escrita, un juego de imágenes y de relatos que se comportan como un testimonio en forma de prosa y pintura. Un recuento de acontecimientos que podrían ser tan particulares como lo aparentan o tan universales como de hecho lo son. El cuerpo del que hablo es mi cuerpo que ha sido atravesado, en su cotidianidad, por distintas formas de violencia. El tiempo en el que suceden los hechos se sitúa a finales de la década de los ochenta y principios de los noventa, años en los que mi generación aprendió a tener miedo.

John Mario Montoya.